La función de los eosinófilos y sus valores normales

Como parte del listado de células sanguíneas que tienen que ver con el sistema inmunológico, los eosinófilos llaman la atención por ser precisamente glóbulos blancos que se ocupan de combatir infecciones de origen parasitario, algo que como bien sabemos, es determinante para garantizar nuestro bienestar.

Si bien la función de los eosinófilos abarca varias tareas, sobresale el hecho de que guarden relación con algunas patologías y que además puedan ser ubicados en zonas tales como los ganglios linfáticos, el bazo, el tracto urinario y el respiratorio, asimismo, es determinante anotar que estas células son producidas por la médula ósea revelando un periodo de vida de 3 a 4 días antes de migrar hacia los tejidos ya mencionados.

Funciones de los eosinófilos

La acción defensora de los eosinofilos radica básicamente en las sustancias que contienen en su interior, pues estas al ser liberadas consiguen eliminar el agente patógeno invasor. Gracias a esto, puede decirse que se trata de células fagocitarias, ya que se aseguran de rodear con su membrana citoplasmática a las partículas sólidas y dañinas para a continuación desintegrarlas garantizando la protección del organismo.

De otro lado, se distinguen por activar la acción de los linfocitos T logrando con ello, fomentar la producción de anticuerpos IgM en las células B. En cuanto a su colaboración con el sistema inmune, se ha determinado que además de parásitos, también participan en el ataque de infecciones víricas y bacterianas, principalmente las que están relacionadas con las alergias.

La medición de sus valores, corresponde entonces a información pertinente para el diagnóstico de enfermedades, alergias e infecciones.

Valores de los eosinófilos

Se ha llegado al consenso de que los eosinófilos deben constituir entre el 1 y 3% del nivel total de glóbulos blancos presentes en la sangre. En este sentido, su recuento normal suele ser de entre 0 y 500/μL para los adultos y entre 0 y 850/μL para los bebés.

Tenemos entonces eosinófilos altos a partir de 400 o 450 por microlitro de sangre, condición que se reconoce como eosinofilia siendo en algunos casos preocupante por las enfermedades que puede estar infiriendo.

Respecto a los eosinófilos bajos pueden identificarse en caso de que el conteo de eosinófilos sea inferior a las 50 células por microlitro de sangre, reconociéndose este estado como eosinopenia. Las enfermedades subyacentes que suelen dar cuenta de este descenso y afectar al sistema inmunitario son el VIH, la anemia, intoxicación por alcohol, el estrés o la enfermedad de Cushing entre otras.