La agranulocitosis por dipirona

El metamizol, principio activo en el que se basa la dipirona, desde hace unos 25 años para acá, se ha visto envuelto en una verdadera controversia por cuenta de los casos de agranulocitosis que han evidenciado pacientes tratados con este fármaco. Siendo conocido también con el nombre de nolotil, lo cierto es que se trata de un potente analgésico que adicionalmente cuenta con acciones antipiréticas y espasmolíticas, el buen manejo del dolor que consigue ofrecer, es ciertamente la facultad que más ha contribuido para que su consumo sea tan masivo.

Ahora bien, partiendo que además de las ya tradicionales tabletas de dipirona, es posible encontrar en el mercado, supositorios, soluciones inyectables y jarabe de metamizol sódico, es totalmente trascendente insistir en su uso bajo prescripción médica para que se pueda garantizar la dosis adecuadas y de ser necesario, descartar que el paciente no presente alguna evidencia de hipersensibilidad al componente primario.

La relación entre el metamizol y la agranulocitosis

Por decirlo de alguna manera, la dipirona tiene un lado desconocido, en el que fácilmente puede ser contraproducente y generar efectos adversos, y es que el protagonismo del metamizol en su composición es el causante de que algunos individuos puedan llegar a presentar agranulocitosis, una enfermedad que hace que los glóbulos blancos producidos por la médula ósea desciendan alterando por completo el sistema inmune, esto por obvias razones deja a la persona completamente expuesta a infecciones y a la misma muerte.

Aunque se sostiene que existen predisposiciones genéticas que también pueden tener mucho que ver e incluso se ha dicho que las diferencias raciales son un factor clave para que algunas personas desarrollen esta enfermedad y otras no, en general todo el grupo de los pirazolónicos, al cual pertenece la dipirona, presenta una estructura química con la capacidad de dar pie a este tipo de padecimiento.

Los riegos reales de la dipirona

Muchos expertos coinciden en que las personas sencillamente pasan por alto, que la dipirona se encuentra hecha para tratamientos cortos que requieran de dosis mínimas y que asimismo puedan ser acompañados por una vigilancia efectiva por parte del profesional de la salud.

Siempre y cuando el medicamento se encuentre correctamente pautado, no debería existir ninguna prevención sobre su consumo y en este punto es preciso anotar que a pesar de que lo apropiado es que se venda bajo prescripción, esto no siempre ocurre.

La agranulocitosis es el efecto colateral más extremo de la dipirona, pues hay otros que se dan con una mayor frecuencia, por ejemplo, las bajas de tensión y las reacciones alérgicas.